EN LONDRES (III): LIFE OF PI - WYNDHAM'S THEATRE
DE LA FE Y OTRAS SUPERVIVENCIAS
Aunque la entrada en el Wyndham's fue tímida durante el incierto retorno provocado por la reapertura de los teatros tras el golpe de la pandemia, Life of Pi se ha proclamado, por méritos propios, como uno de los montajes de la temporada. Programado su estreno en 2020 para cubrir una temporada de pocas semanas, los acontecimientos mundiales de la COVID 19 anularon ese estreno, haciendo esperar al montaje casi dos años para poder instalarse en el coliseo de Charing Cross. Y desde el 15 de noviembre de 2021, modestamente, ha ido ampliando su estancia hasta el punto de no tener, por el momento, fecha de apeo de la cartelera.
Life of Pi, estrenado originalmente en el Sheffield Crucible, está basado en la espléndida novela de Yann Martel que fue adaptada al cine en 2012. Y los tres formatos, novela, película, y montaje teatral comparten excelencia a la hora de contar ese viaje iniciático de los protagonistas: Piscine Monitor Patel y Richard Parker; curiosos nombres que corresponden, respectivamente, a un adolescente hindú y a un tigre de Bengala adulto. La experiencia compartida por tan insólitos supervivientes de un naufragio en medio del Pacífico, navegando a la deriva en un bote salvavidas, es el centro de una historia que habla de (evidentemente) resistencia, pero también de fe, de revelaciones; una historia que desborda espiritualidad pero también una cruda descripción de las inmutables leyes de la naturaleza en situaciones extremas. No es sólo, según la famosa frase de Darwin, "la supervivencia del más apto". Esta historia va más allá.
Si la película de Ang Lee conseguía contar ese increíble viaje de forma tan precisa, apoyada por una excepcional utilización del 3D y unos efectos digitales igualmente notables, la principal baza del montaje londinense es la puesta en escena de un relato que se desarrolla, en su mayor parte, en un bote a la deriva en medio del Pacífico ocupado, en primera instancia, por un adolescente, una cebra herida, una hiena, una oranguntana y un tigre de Bengala, y luego solo por el humano y el tigre. Y el resultado es emocionante y espectacular. Emocionante porque la producción logra trasladar muy certeramente toda la reflexión (filosófica, religiosa, antropológica, biológica) que la novela desarrolla a lo largo de sus cuatrocientas páginas. Y espectacular porque el trabajo realizado con las marionetas, el diseño de iluminación, el espacio sonoro, y, sobre todo, el despliegue actoral (de una gran exigencia física) de los manipuladores es abrumador. La aparición de Richard Parker en el bote con un rugido sobrecogedor cerrando la primera parte del espectáculo te deja pegado a la butaca.
Es de esas ocasiones en que estamos en presencia de un trabajo pulido, redondo y brillante: sin estrellas que den más relumbre a la marquesina del Wyndham's, la producción está cuidada al extremo en todos sus componentes. Desde la (dificilísima) adaptación de Lolita Chakrabarti de la novela original, pasando por el trabajo de todo el elenco (actores y manipuladores), para terminar (no por menos importante) por todo el despliegue técnico que nos lleva de una barca a la deriva en medio del océano a la habitación de un hospital en Méjico, o de un zoológico en Pondicherry al naufragio de un carguero repleto de animales. Todo al servicio de una historia que hurga en nuestras convicciones o desafecciones espirituales con sentido del humor pero también con la crudeza que las leyes de la Naturaleza imponen.
Una experiencia teatral que ha sabido consolidar (día a día, función a función) su posición privilegiada en el West End con los mejores recursos que una producción debería desplegar: emoción y calidad.
(1) Life of Pi | 2021 West End Trailer - YouTube
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