LA VACA
La vaca aparece en medio del cuadro. La vaca es grande, y digna, y está en paz, e ignora al humano que la acompaña. La vaca no está en su hábitat porque se yergue en medio del río. Y la vaca no tiene miedo. Está en el centro del fotograma, como la imagen de una diosa. Bañada en luz, disfrutando con generosidad de su halo sagrado. La vaca nos mira desde la perspectiva de la pantalla. Nos dice que esta es su historia. Un recuerdo de tiempos de violencia latente a la que ella, la vaca, parece estar ajena, aunque no lo está, ella se mueve en otra dimensión a la que el cocinero sólo se aproxima cuando le hurta su ordeño. La vaca nos dice que, en un futuro, perderemos la oportunidad de disfrutar de su cosmos, de su paraíso. La vaca nos pide que la miremos con generosidad, igual que ella se pasea plácida por una ficción que podría no serlo. La vaca nos regala su compañía y nos susurra lo básico de nuestros instintos. La vaca está segura de que la delicadeza, la amistad y el amor son códigos universales que ella conoce y nosotros deberíamos manejar también. La Primera Vaca.
First Cow, de Kelly Reichardt, se estrena el 21 de Mayo.
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